jueves, 16 de julio de 2009

La era del fierro





La historia es perfecta para una de las sagas animadas de Pixar o Dreamwoks. Una pareja de hipopótamos y su pequeña cría decide romper los límites de la reserva africana que los acoge en los potreros del Magdalena Medio. Los enredos de la endogamia y los celos del macho dominante han convertido el clan de hipopótamos en un corral insoportable. Maledicencias muy parecidas a las que practican las comadres elefantas al comienzo de Dumbo. La fuga amorosa de los “caballos de río” tiene algo de exilio obligado y algo de viaje en busca de nuevos abrevaderos. La familia deambula en libertad por los caños y las quebradas de la provincia de Yondó. El paisaje no muestra muchas diferencias frente al hábitat de los herbívoros, pero la pequeña tribu es en verdad una anomalía en los hatos de la región. Las correrías de los tres gigantes han dejado siete terneros muertos y algunos ganaderos malencarados. Fedegan podría ser una sigla para agrupar a los primeros malvados de la historieta.

Muy pronto las enérgicas autoridades del país africano en el extremo de Suramérica han decidido que la familia de hipopótamos vagabundos es una amenaza. Los pescadores de la región disfrutan con las gracias de los recién llegados, entre risas llaman Bobogrande al padre y supuesto depredador, modelo para las burlas de cantina. Pero un quisquilloso ratón de oficina pública ha desempolvado entre risas un decreto-ley de hace 35 años: “Artículo 116: Caza de control es aquella que se realiza con el propósito de regular la población de una especie de la fauna silvestre, cuando así lo requieran circunstancias de orden social, económico o ecológico.”La condena está en regla. Las cabezas de los hipopótamos encontrarán un sitio en la pared de trofeos de caza de un villano ex-gobernador ardilla.

Los cazadores oficiales van tras el macho y los caza recompensas buscan a la hembra y la cría. El gobierno es especialista en convertir en sapos a los habitantes desprevenidos, engaños y recompensas son sus armas. Todo recuerda la persecución de otro animal salvaje por fuera de la reserva. Los Pepes se llamaron los cazadores en aquellos tiempos míticos y Pepe se llama el hipopótamo perseguido hoy. La cacería es un éxito, una brigada militar posa frente al cadáver de Bobogrande en representación del Ministro de Interior, un famoso dragón de acomodo. La tragedia familiar conmueve a la audiencia. Ahora los pescadores son de palo frente a la pregunta de la brigada de caza, dicen que protegerán con su silencio a madre e hijo. Un oportunista y gracioso suricato de apellido Lozano, ex-ministro de medio ambiente- clama por la salvación de la viuda y el hijo de Pepe.

Al final una extraña venganza sacude al vecindario. El polvorín del batallón de Puerto Berrio estalla y deja un soldado muerto y varios heridos. Algunos hablan de un plan concertado por especies amenazadas en la región. Todo quedará en manos de los mandriles del DAS.
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7 comentarios:

Pascual Gaviria dijo...

Va un comentario que había quedado refundido en una entrada anterior.

Parece que no solo el Magdalena Medio es peligroso para los animales exóticos.

Dos zoológicos de Massachusetts podrían cerrar

"También como consecuencia de la crisis económica, dos zoológicos privados de Massachusetts podrían verse obligados a cerrar pronto, y a aplicar la eutanasia a algunos de sus animales. El Boston Globe informa que a menos que el Estado reestablezca cuatro millones de dólares de financiamiento, los zoológicos Franklin Park y Stone pronto se quedarán sin dinero. Si se cierran los zoológicos, se necesitará un nuevo hogar para más de mil animales. Pero los funcionarios de los zoológicos advierten que alrededor de 200 animales no encontrarán un hogar y se les podría aplicar eutanasia."

MIDNIGHT MEETING dijo...

Parece que fue a los funcionarios públicos a quienes se les salió el instinto animal. De los soldados es lo mínimo que espero. Sólo les faltó mochar la cabeza y practicar algún deporte con ella, basketbol en este caso por cuestiones de tamaño y peso. Para mi, sin ánimo de ofender, es la más fina estampa del proceder colombiano: ante la carencia de creatividad para solucionar un problema, que mejor que darle bala.

Buena columna Pascual.

Nerön Navarrete dijo...

Por otro lado, si a los hipopótamos los meten al ruedo y les dan chuzo dos horas, entonces estamos innovando en las altas esferas del arte.
Pero Midnight tiene razón, todo lo piensan con cabecita de plomo, ¡vaya sociedad!
Esos pobres animales no se van a quitar el Escobar. Primero el dueño, luego le ponen Pepe.
Muy buena Pascual. Otro gol.

eureka dijo...

Me divertí mucho leyendo la columna. aunque personalmente pienso que el problema del hipopótamo fué una cuestión de manejo de medios, si hace un mes hubieran anunciado con bombos y platillos que era necesario dar de baja a los exóticos animales, la gente y los ambientalistas verdes se hubieran rasgado las vestiduras y algún zoológico con afán de figuración hubiera dado el anhelado SI a la familia errante.

Ahora procedieron a matarlos y se less volvió un polvorín la cosa, la desición está bien fundamentada técnicamente.

Se dieron cuenta de que en Colombia hace más ruido la muerte de un hipopótamo que un "falso positivo"?

Pascual Gaviria dijo...

Parece que el guión de la muerte de Pepe ya está bastante craneado. Va un fragmento de un artículo de Semana.

"El guionista y publicista Antonio von Hildebrand se fue de espaldas cuando se enteró, hace más de una semana, que el Ejército colombiano había matado un hipopótamo en las selvas del Magdalena Medio. Pero su sorpresa no tuvo nada que ver con las consideraciones que motivaron a medios ambientalistas y defensores de animales a protestar contra el hecho. Se debió, como él lo reconoce, a que esa imagen de un grupo de militares mostrando el hipopótamo muerto como un trofeo de guerra, había pasado hace algún tiempo por su cabeza.

Es que desde 2006, von Hildebrand viene trabajando en un largometraje que reconstruye la influencia del narcotráfico en la sociedad colombiana. Un proyecto bastante singular, si se considera que su hilo conductor es el punto de vista de uno de los hipopótamos que trajo ilegalmente Pablo Escobar a finales de los 70 y que aún viven en la excéntrica Hacienda Nápoles, propiedad del capo.

Nadie mejor para caracterizar al controvertido animal que el periodista Antonio Caballero, quien desde el primer momento se enamoró del guión y decidió participar de su desarrollo. Por eso, en los últimos dos años ha dedicado buena parte de sus horas a ilustrar la vida del hipopótamo Pepe, que como el verdadero que fue cazado por el Ejército, tiene una historia similar a la del rey de la cocaína."

Eureka, explica un poco por qué crees que la decisión está "fundamentada técnicamente" si vos mismo decís que un amague se habría evitado la cacería. Creo que el hecho de que toda la historia sea llamativa para los medios y que los medios le den juego, no hace menos absurda la muerte a plomo de un hipopótamo.

eureka dijo...

Humm. Pues Pascul, resulta que los hipopótamos causan bastantes muertes en África (Ver aquí), acá afortunadamente no porque no hay todavía suficientes, pero si siguen su ritmo de reproducción no tardarán mucho en causar problemas.

Aparte de eso en Corantioquia hicieron lo posible por ubicarlos en zoológicos y todos se negaron (cuando no daba raiting), y las gestiones para enviarlos a Costa rica o África no dieron frutos, sobre todo por prevenciones sanitarias de las autoridades de cada país, era posible que llevaran alguna infección o microorganismo autóctono del Magdalena Medio que alterara sus entornos.

Si el objetivo era que no se siguiera reproduciendo es una lástima que no se intentara la castración pero tengo entendido de que el proceso es muy complejo. La muerte a plomo es absurda, mejor se hubiera muerto en el complejo proceso de sedarlo y tratar de castrarlo, no? Claro hubiera sido mejor. Pero ni modo, se les fué la mano.

Así las cosas qué se puede hacer? Dejarlos vivir es lo más noble, pero a largo plazo no muy sostenible. Se tomó una decisión técnica muy buena (Vean este caso, pero no se tuvo en cuenta el rechazo social que generaría.

Si la hubieran anunciado se hubiera armado un tierrero y fijo un zoológico hubiese dado el anhelado sí a la familia de Hippos..

Pascual Gaviria dijo...

Eureka estoy de acuerdo con vos en que después de casi 30 años de hipopótamos en el Magdalena Medio era necesario hacer algo. Eso no es ganado de pasto. Ahora California está en un lío por la moda de las serpientes pitón como mascotas que luego se abandonaban. Hacen cálculos de más 250 mil culebras merodeando los patios.
Pero justificar la cacería de los Hipopótamos no es tan fácil. Eran apenas tres los individuos por fuera de los charcos habituales, los andariegos, y si en 30 años no hubo un solo incidente entre humanos e hipopótamos, pues no parece que el peligro diera para la famosa caza de control.

Creo que el caso del enlace es bien distinto. Se trata de una isla con un ecosistema que se fue alterando por las especies introducidas, los hipopótamos eran depredadores de maleza en Puerto Triunfo. En fin, creo que no se justificaba usar la autorización legal de caza de control.
Como decís, y esa fue su gran torpeza, subestimaron la fuerza de una escena de cazadores africanos en las ardientes sabanas de Antioquia. Además cualquier despojo con el sello de Pablo escobar sigue siendo un fetiche nacional.